viernes, 16 de enero de 2015

Fin al binominal: un nuevo escenario para la política y la gente



Baldovino Gómez Alba
Secretario Regional Ministerial de Gobierno
Magallanes y Antártica Chilena


El Senado acaba de aprobar el proyecto que termina con el sistema electoral binominal.

Se cumplió de esta manera con una antigua aspiración de los sectores que preferimos una verdadera expresión democrática para nuestra sociedad.

Por el contrario, aquellos sectores de derecha que quieren mantener sus privilegios y una representación política inflada e irreal defendieron hasta último momento el binominal.

Con el sistema binominal heredado de la dictadura, la derecha se aseguró en los últimos 25 años una presencia permanente en el Congreso, aunque esto significara no respetar la voluntad ciudadana.

En efecto, con el binominal el resultado de las elecciones era previsible en la mayoría de los casos: una competencia entre dos pactos, con un parlamentario electo para cada uno, aun cuando los votos dijeran otra cosa.

Muchas veces en este contexto el que salió tercero le ganó al que llegó segundo. Una lógica electoral incomprensible y sólo explicada por el interés de la derecha de mantenerse su poder e influencia.

Debemos ser realistas y decir que el sistema binominal también favoreció a sectores de centro izquierda, aunque en contadas ocasiones.

Pero fue la Concertación primero y la Nueva Mayoría ahora las que efectivamente lucharon desde siempre para poner fin a este sistema perverso y reemplazarlo por uno de carácter proporcional.

Desde la elección del 2017 regirá este nuevo mecanismo que distribuirá de mejor manera los cargos a elegir, respetando la voluntad de la gente que acuda a votar.

Seamos claros, no existe un sistema electoral perfecto. Pero sin duda el sistema binominal que ha determinado nuestra historia política en los últimos 25 años está entre los más imperfectos.
Además de reemplazar el binominal por un sistema proporcional hubo que aumentar la cantidad de parlamentarios, con el objetivo de mejorar la representación de la gente.

Quisiera recordar que hasta 1973 en Chile elegíamos 150 diputados y 50 senadores y éramos apenas 10 millones de habitantes. El aumento de parlamentarios para las próximas elecciones busca solamente volver a una representación realista y equilibrada.

Quiero destacar por último la norma que establece que en este nuevo sistema electoral ni hombres ni mujeres podrán superar el 60 por ciento de las candidaturas a diputado o senador declaradas por los partidos políticos.

Es una forma efectiva de incentivar a los partidos para que potencien los liderazgos femeninos, porque cuando las mujeres asumen protagonismo en la política las cosas andan mucho mejor.

No da lo mismo quien gobierna. Este cambio significa más y mejor democracia.


En el caso de Magallanes queda claro. Si en las últimas elecciones presidenciales no hubiera ganado la Nueva Mayoría, no veríamos hoy todos los avances que en diez meses hemos alcanzado, con obras relevantes en ejecución y respuestas concretas a la ciudadanía.

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