Baldovino Gómez
Alba
Secretario
regional ministerial de Gobierno
Magallanes y
Antártica Chilena
No podemos desconocer que la opinión mayoritaria hoy es
crítica de la política y de los partidos.
Es un fenómeno que se arrastra hace años y que se
expresa en una baja identificación de la gente con los partidos, escasa
militancia, creciente abstención en las elecciones y una desconfianza que
aumenta con los hechos conocidos en los últimos meses.
En ese escenario pocos se atreven a defender la
política y a los partidos. Sin embargo, me parece urgente y necesario hacerlo.
Debemos trabajar por devolver a la política su lugar
como el foro para alcanzar acuerdos por el bien común, y a los partidos como
los instrumentos para que las personas se agrupen en torno a ideas y busquen
legítimamente y dentro de las reglas de la democracia el ejercicio del poder.
Hay quienes podrán responder que no vale la pena perseverar
o que incluso los partidos y los políticos debieran irse para la casa.
Hemos visto en los últimos días incluso
manifestaciones públicas de descontento y rabia contra la política.
Pero la rabia enceguece y no permite construir. Porque
precisamente quienes más atacan a la política son quienes menos propuestas
ofrecen a la comunidad para revitalizar el debate público.
Quienes ven la realidad en blanco y negro rara vez
pueden construir soluciones.
En el marco de la agenda de probidad y transparencia la
Presidenta Michelle Bachelet acaba de enviar al congreso un proyecto que
modifica la ley de partidos políticos.
La agenda de probidad apunta a perfeccionar nuestras
instituciones y nuestras relaciones tanto políticas como en los negocios.
Eso implica más democracia, más transparencia, más
rendición de cuentas, mejor regulación y también sanciones más severas cuando
corresponda.
Y la reforma a la ley de partidos políticos
perfeccionará sus actividades, les dará medios eficaces y confiables para que
participe la gente, con transparencia y control ciudadano sobre las
gestiones y decisiones.
El financiamiento ya no será un obstáculo para
participar en política, que dejará de ser terreno sólo de quienes tiene dinero.
Estoy convencido que en la democracia la labor de los
partidos políticos es irreemplazable. Por eso milito en uno desde que era
adolescente.
Por eso es que tal vez en las próximas elecciones
tendremos hasta siete nuevos partidos en el voto.
Las demandas de más justicia social, los grandes
avances en las libertades, derechos y políticas sociales se han hecho realidad
en buena parte gracias al empuje y la capacidad de convocatoria y de
coordinación de los partidos políticos, en nuestro caso de la Nueva Mayoría.
La Presidenta ha dicho que no aceptará pasivamente el
debilitamiento del sistema de partidos, y por eso busca fortalecerlos en su
funcionamiento y en su relación con la ciudadanía.
Partidos más cercanos a la gente, que promuevan la
formación cívica y la difusión de ideas, capaces de organizar y sumar mayorías.
Esperamos que los pasos que está dando el gobierno
tengan el respaldo de las fuerzas políticas y de la sociedad entera.
Me quedo con las palabras de la Presidenta de este
lunes, cuando firmó el proyecto de ley que comentamos: estamos convencidos de que
en un sistema democrático, la desconfianza se combate con participación, con
transparencia y control. Y que las dificultades de la política sólo se superan
con más democracia.
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